Manejo felino, ¿Quién maneja a quién?

  El momento en el que entra un propietario con un maullido por la recepción siempre se me viene la misma idea a la mente ¿qué tipo de gato habrá entrado por la puerta? y no me refiero al tipo de gato de raza o edad, sino al tipo de gato que te ve y ronronea o de esos que son capaces de en menos de 5 minutos marcar al propietario, al veterinario, al auxiliar y aún le da tiempo a esconderse detrás de algún mueble del que es imposible sacarlo. Contado así parece de película cómica pero ya os digo yo que esos momentos no tienen nada de gracia, y ya no por el estrés del gato que al pobre parece salírsele el corazón por la boca sino por el del propietario que es el verdadero paciente en esos instantes, tiene un estrés similar al del gato, además de las heridas que le acaba de producir su mascota y que le duelen en el alma y la frustración de no ser capaz de dominarle y volverle a meter en el transportin. Normalmente nosotros cometemos el error de intentar devolver al gatito a su caja lo antes posible con lo que el estrés del minino y de su dueño aumenta exponencialmente, así como el nuestro, que infructuosamente y con cada vez más bufidos por segundo buscamos técnicas sin éxito para lograr acabar con ese desastre. Este tipo de situaciones se da a veces por nuestra culpa al no preguntar al dueño cómo se comporta su mascota en el veterinario o en otros sitios hostiles para él, y otras veces de los dueños por considerar un concierto de silbidos y bufidos como algo normal por lo que no es necesario advertir al veterinario. Pero partamos de la base de todo, ¿somos conscientes en realidad de lo que significa el concepto comportamiento felino?.  Lo primero que debemos saber es lo que tenemos entre manos, y no me refiero al punto de vista sólo profesional sino también, y con mucho más motivo, como propietarios. No me voy a extender sobre los orígenes del gato porque hay miles de páginas donde podreis encontrar sus raices, las razas, etc. Sino que lo que quiero abordar es exclusivamente el manejo y en primer lugar desde la perspectiva de dueño ya que es el que condiciona en primer lugar el comportamiento del animal.
  Dueños de gatos
Cuando una persona decide tener un animal lo primero que debe tener en cuenta es qué responsabilidades va a adquirir con su tenencia y qué pueden ofrecerse el uno al otro. El perfil de persona que adquiere un felino es en muchos casos gente que vive sola, que no tiene mucho tiempo o que simplemente le da pereza tener que dar constantes paseos y prefiere compartir su vivienda con algún animal más independiente, que no requiera constantes atenciones o que pueda quedarse muchas horas solo. Estas son características a las que se adapta mucho mejor el gato que el perro que son las mascotas por excelencia. Por supuesto también hay personas que simplementes se sienten más atraidas por los gatos, pero este es un perfil de propietario menos conflictivo porque son personas que se informan mucho sobre sus animalitos porque les gustan mucho y suelen acertar en la educación de su mascota.
Educación 
Lo primero que piensa un dueño de gato es que los gatos no se pueden educar, es cierto que usan el arenero y son limpios pero esto es algo instintivo y no extrictamente que nosotros les hayamos educado así, sino que venían con la programación inicial. Un gato dando la pata, yendo a por la pelotita, o sentándose cuando se lo ordenemos no es algo común de ver. Pero dejar la educación del gato por perdida y permitir que haga y deshaga sin límites ni normas es un error. Un gato es y debe ser educado. Si bien hay que hacerlo desde la perspectiva de gato y sabiendo los límites hasta donde podemos exigirle. Un gato en principio no tiene ninguna intención ni animosidad de hacer lo que nosotros queramos, esto es porque el gato no es un animal de manada como el perro por lo que no está acostumbrado ni por supuesto necesita jefes en su vida. La verdad es que les entiendo perfectamente. Si partimos de esa base ¿Por qué iba a obedecernos nuestro gato? Pues por lo mismo que cualquiera se va a trabajar todas las mañanas y aguanta con mejor o peor suerte a su jefe: por interés. Está claro que la gente trabaja por conseguir un beneficio que en este caso es monetario. Pues nosotros tenemos que pensar que nuestro gato se parece más a nosotros de lo que nos gustaría, es decir es egoista o más listo, depende como lo queramos ver y si queremos que hag algo por nosotros tenemos que hacer que le interese hacerlo. La verdad es que como concepto resulta un poco abstracto por lo que voy a poner un ejemplo: el típico comportamiento de gato que además para él es algo natural es marcar con las garras todo tipo de cosas: sofá, cortinas, sillas ... es normal que un gato actúe así, primero porque es su naturaleza y segundo porque no tiene el mismo sentido estético que nosotros y le sigue pareciendo perfecto el sofá aunque esté totalmente deshilachado. Pues bien, ¿qué hacemos ante este comportamiento? Una vez adquirido es más difícil eliminarlo que enseñarlo desde pequeño pero la técnica es la misma: en cuanto se afile las uñas en algo que no sea su rascador hay que llevarle hasta él y ponerle las patas a rascar allí, así entenderá (tras muuuchos paseos) que ese sitio es adecuado para rascarse pero hay veces que el gato pilla el concepto de rascar en el rascador pero no destierra la idea de hacerlo además en nuestros muebles. Aquí tiene que entrar en juego algo más que la paciencia y la constancia: la comida. Tenemos dos opciones complementarias que se pueden usar juntas o independientes aunque juntas creo que se refuerzan más. Cuando nuestro gato rasca en el sofá: chorro de agua con una pistola de agua o similar, cuando nuestro gato rasca en el rascador: un poco de jamón york, una lata de comida para gatos o algún otro premio que le resulte más que apetitoso. La idea a asociar es simple: sofá malo-rascador bueno. Así con estas técnicas tan sencillas podemos enseñar a nuestro gato que hay cosas que le están permitidas pero hay otras que no: subirse a la encimera de la cocina, mordernos las manos etc. Lo importante es que el gato tenga claro que aunque no seamos sus jefes, él tampoco es el nuestro. Los gatos son muy inteligentes y saben llamarnos, pedirnos comida etc. Pues nosotros les tratamos de igual a igual y también le pedimos cosas que nos faciliten la convivencia. Una cosa muy muy importante es el concepto de regañar a un gato, NUNCA debemos pegarle. Lo que conseguiremos es que sea más arisco y desconfiado pero no que nos haga más caso, no es un animal sumiso así que no debemos tratarlo como tal. Hay que repetir una y mil veces hasta que lo entienda un No que sea tajante y sereno, vociferar tampoco funciona. Y por favor no jugar con vuestras manos o pies con el gato, no somos su juguete particular y aunque algunos cuando maduran lo entienden por ellos mismos hay otros que no y pueden hacernos daño.
Sociabilización
  Si hay algo más importante que el que aprenda a no arañar el sofá es que se habitúe a ciertos estímulos que nos salvarán en ocasiones importantes. La primera es que se habitúe lo más posible a los ruidos, los gatos llevan los sonidos estruendosos bastante mal y les suele dar mucho miedo. Cuando llegan épocas de festejos es habitual ver a nuestros mininos escondidos detrás o debajo de algún mueble por culpa de petardos, gente celebrando etc. La segunda es el trato con la gente, no podemos obligar a nuestro gato a que salude efusivamente a la gente que viene de visita pero sí debemos intentar que lo vea natural para que no se asuste cada vez que venga alguien. Además conseguiremos que sea menos desconfiado de los desconocidos y sea más fácil para él adaptarse si hay cambios en casa, por ejemplo si empezamos a convivir con alguien nuevo. El veterinario también es un punto importante en este apartado, si algún día le pasa algo al gato y le tienen que curar es más fácil que se deje hacer si conoce el lugar y las personas que le están manipulando. Por eso es muy importante que procuremos hacer muchas visitas (aunque sean de dos minutos para comprar un pastilla) con nuestro minino y que le pasen a la consulta siempre las mismas personas. Así el gato lo relacionará con un sitio más, y no si solo lo llevamos cuando tengan que pincharle las vacunas, en cuyo caso le cogerá manía, lo que es bastante normal.
Auxiliar veterinario
  Las pautas a seguir cuando un minino llega  a la consulta son tan solo unas orientaciones porque cada gato es un universo y lo más importante es que antes de sacar al gato del transportin hagamos todas las preguntas pertinentes al dueño ya que una vez el gato fuera cabe la posibilidad de que no nos hagamos con él. Una consulta en la que se pretenda una exploración de un gato debe ser lo más tranquila posible, sin muchos recovecos y hay que intentar que sea él mismo quien salga del transportin. Si hay algo importante y, casi siempre imposible de cumplir, es tener paciencia. Hay que dejarles tiempo para que averigüen donde están. si el gato es declarado una fierecilla por su propio dueño no queda más que jaula de contención, o toalla para su manejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario